En el Adiestramiento Canino entendemos por premio a la recompensa que recibe el perro luego de realizar una conducta. Utilizamos también como definición »refuerzo positivo». La recompensa »refuerza positivamente» esa conducta y hace que se repita a futuro, »positivo» porque le damos algo al perro. En este caso el uso de la palabra »positivo» se refiere a dar, sumar, agregar, nada tiene que ver con lo bueno o con lo malo.
Los humanos al parecer tenemos dificultades para reforzar positivamente conductas, y no solo las del perro, sino en general. Somos más propensos a corregir, criticar o castigar antes que premiar. Veamos como debería funcionar el premio en el perro, de aquí en mas cuando use el termino »premio» me estaré refiriendo al »refuerzo positivo».
Uno de los casos que más recuerdo para dar como ejemplo es el de una señora que me comenta que su perro no para de ladrar, a cualquier hora, por cualquier cosa. Ella me jura y re jura que cuando el perro está ladrando lo reta; sin embargo el bendito perrito se calla unos pocos segundos o minutos y vuelve a ladrar. Durante unos 10 minutos sigue dándome ejemplos de los motivos por los que ladra y de las mil formas en que ella lo reta, y el bendito perro vuelve a ladrar al poco tiempo. Esta situación se da durante unos 6 meses, hace medio año que viene castigando al perro pero este no aprende, según ella.
Evaluemos este caso hasta aquí y busquemos el origen de todo esto. Si el perro ladra es por algo, puede ser porque algo le llama la atención, quiere comunicar algo, puede estar estresado, etc. Ante una conducta, el ladrido en este caso, existen dos posibilidades; que le traiga un beneficio al perro o no.
Evidentemente a este perro le traía algún beneficio seguir ladrando porque sino dejaría de hacerlo. Ejemplo: Si a usted le dan de probar alguna comida exótica, de cualquier país, algo que nunca haya probado antes, un sabor completamente nuevo, y luego de probarla no le gusta esta comida y le parece muy asquerosa, la probó si, pero no la volvería a comer ¿no es cierto?. Esto es porque no le representa un beneficio sino todo lo contrario, fue un disgusto.
Volviendo al perrito ladrador, aparentemente él obtiene algo de satisfacción al seguir ladrando sino dejaría de hacerlo.
Ante el ladrido del perro, esta señora, aplicaba un castigo positivo, quiere decir que le daba una corrección al perro y aunque ella no se daba cuenta, ese castigo funcionaba porque el perro se callaba. Me explico mejor, ella le decía al perro que deje de ladrar y el perro obedecía, pero la señora nunca supo cómo explicarle al perro que la conducta correcta era permanecer callado.
Esto es porque nunca hubo un premio por permanecer callado sino solamente un castigo por ladrar. Y es aquí donde nosotros los humanos no damos el brazo a torcer, nos acordamos de educar cuando la conducta indeseada aparece, luego nos olvidamos de reforzar las conductas deseadas. Es más o menos como cuando nos acordamos de ir al dentista, seguramente si tenemos terrible dolor de muela, cuando no duele lo dejamos para más adelante.
La manera mas fácil, rápida y amena de enseñar es reforzando las conductas que queremos que se repitan a futuro, por ejemplo: Si a la hora de darle de comer su perro le salta encima, no la deja ni caminar y usted tiene que estar haciendo malabares para poder poner el plato en el suelo, el perro va a seguir saltando ya que entiende que así usted bajará el plato mas rápido. Le está premiando que salte, al perro le representa un beneficio saltar a la hora de la comida. Pero si un día decide no bajar ese plato al suelo y dejar que salte todo lo que quiera hasta que se agote y en cuanto deja de saltar usted baja el plato estará premiando que no salte.
Usted me dirá »pero si salta que hago, lo reto o no?» y yo le contesto que: »no se olvide nunca de premiar al perro cuando esté sentado».